Un absceso hepático es una masa llena de pus dentro o asociado al hígado. Las causas más comunes son las infecciones abdominales, tales como una apendicitis, diverticulitis, una enfermedad inflamatoria intestinal,p un intestino perforado, infecciones sistémicas como una endocarditis bacteriana o la manipulación del tracto biliar.
El hígado es el órgano intraabdominal que con mayor frecuencia desarrolla abscesos. De los abscesos intraabdominales, un 25% son viscerales y cerca de la mitad de ellos son propias del hígado. Los abscesos hepáticos pueden ser únicos o múltiples y se deben a diseminación hematógena o por extensión local a partir de una infección circunvecina al hígado.
Con tratamiento, la tasa bruta de mortalidad por un absceso hepático está entre el 10-30 % y la tasa es aún mayor en pacientes con múltiples abscesos. El absceso hepático piógeno en el período neonatal es poco habitual y de mal pronóstico, por lo general como resultado de una complicación de un cateterismo venoso umbilical.
Existen tres tipos principales de abscesos hepáticos, clasificados basándose en su etiología:
Absceso hepático purulento, el cual tiende a ser polimicrobiano y es la forma más frecuente en países desarrollados.
Absceso hepático amebiano, causado por el parásito Entamoeba histolytica.
Absceso hepático fúngico, principalmente causado por especies del hongo Candida
Algunas de las bacterias más comunes que causan un absceso hepático purulento incluyen:
Streptococcus milleri
Escherichia coli
Streptococcus faecalis
Klebsiella
Proteus vulgaris
Patógenos oportunistas como el estafilococo.
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